Hoy quiero hablaros sobre la relación entre los trastornos de la conducta alimentaria o TCA y los trastornos de la personalidad.
Hace poco participé en unas jornadas que organizamos junto con el Hospital Clínico San Carlos y Aula Complutense donde abordamos este tema. En la ponencia expliqué la manera en que la gravedad de los trastornos de la conducta alimentaria se correlaciona con el desarrollo madurativo de la personalidad. Los ejes principales de la personalidad son la identidad -la autoimagen subjetiva que la persona tiene de sí mismo- y la autodirección -capacidad para movilizarse en un rumbo determinado-.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) menos graves son los que tienen la personalidad más desarrollada, y pueden mantener, a pesar del trastorno, relaciones interpersonales y actividades profesionales estables. Pero muchas personas con TCA presentan trastornos de la personalidad, con una identidad difusa o inconsistente. En estos casos, el propio trastorno se convierte en el rumbo vital de la paciente. Es decir, la persona siente que “ES” alguien en la medida en que es una enferma con este diagnóstico, en conflicto permanente con la familia, con los médicos y con el control de su peso. En estos casos es fundamental no centrar el tratamiento en la eliminación del síntoma alimentario, sino en las deficiencias y carencias emocionales que subyacen a los mismos. Para estas pacientes, el tratamiento de consolidación de la identidad y el de expresión y regulación de las emociones dolorosas y del miedo es el método más adecuado.
El profesional, sin dejar de vigilar que los déficits alimentarios no perjudiquen físicamente a la paciente, centrará en estos casos su actividad en acompañarle en su malestar interno y en enseñarle a identificarlo y a tratar con el mismo, a la vez que se desarrolla una identidad subjetiva desligada del hecho de ser una enferma con TCA. Este tratamiento exige también un trabajo intenso con la familia, de manera que ellos entiendan también que es más importante entender y acompañar que estar enfrentados a causa del peso y de la comida.